Nacido el 24 de agosto de 1890, en Honolulu, Hawái, Duke Paoa Kahinu Mokoe Hulikohola Kahanamoku no sólo se destacaría como un talentoso nadador y atleta olímpico, sino que se convertiría en una leyenda del surf, llevando este deporte ancestral hawaiano a rincones lejanos del mundo.
De ascendencia nativa hawaiana, Duke creció en una familia de nueve hermanos. Desde joven, demostró su afinidad con el agua, y las playas de Waikiki se convirtieron en su segundo hogar. Aquí, no sólo perfeccionó sus habilidades como nadador, sino que también se sumergió en el arte del «he’e nalu», o surf, un deporte que había sido practicado por los nativos hawaianos durante siglos.
Su talento en la natación no tardó en ser reconocido. En 1911, rompió el récord mundial de los 100 metros libres durante su primera competencia. Esto le valió un lugar en el equipo olímpico de los Estados Unidos, y en 1912, en los Juegos Olímpicos de Estocolmo, ganó su primera medalla de oro en los 100 metros libres, y una medalla de plata con el equipo de relevos 4×200. Kahanamoku luego repitió su éxito en los Juegos Olímpicos de 1920 en Amberes, y nuevamente en 1924 en París.
Sin embargo, su legado no se limita a sus hazañas olímpicas. Duke es mejor conocido como el embajador del surf. En ese entonces, el surf era prácticamente desconocido fuera de Hawái. Pero Duke, con su tabla de madera bajo el brazo, cambió eso. Viajó por Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, realizando demostraciones de surf y enseñando a los locales las alegrías de cabalgar las olas. Es gracias a sus esfuerzos y pasión que el surf se difundió globalmente.
Hola soy Miguel Alberto Melhem apasionado por el Wing Foil, el surf y el running, encontrándome en constante comunión con la naturaleza. Cada ola conquistada y cada kilómetro recorrido alimenta mi espíritu aventurero.