En un mundo donde las olas de la indiferencia y el egoísmo parecen dominar el horizonte, el Papa Francisco ha lanzado un llamado inspirador a la juventud: «Sean surfistas del amor». Esta metáfora, rica en significado y profundidad, se ha convertido en un faro de esperanza y guía para miles de jóvenes que buscan un propósito en sus vidas.
El escenario fue la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa, un evento que reúne a jóvenes de todo el mundo en un ambiente de fe, esperanza y amor. Más de 25.000 voluntarios se habían congregado para servir y ayudar en la organización del evento. Estos jóvenes, provenientes de diferentes culturas, lenguas y naciones, trabajaron incansablemente durante meses para asegurar que todo saliera perfecto. Y el Papa Francisco, con su característica humildad y cercanía, no dudó en reconocer y agradecer su esfuerzo.
«Que el servicio que han hecho a esta JMJ sea la primera de muchas olas de bien», expresó el Papa, subrayando la importancia de continuar con este espíritu de servicio y amor en sus vidas cotidianas. Pero, ¿qué quiso decir exactamente con «ser surfistas del amor»?
Surfear, para muchos, es más que un deporte; es una forma de vida. Requiere valentía para enfrentar las olas, equilibrio para mantenerse en pie y, sobre todo, pasión y amor por el mar. De manera similar, ser «surfistas del amor» implica enfrentar los desafíos de la vida con valentía, mantener un equilibrio emocional y espiritual y, sobre todo, tener una pasión ardiente por amar y servir a los demás.
El Papa Francisco destacó cómo estos jóvenes voluntarios trabajaron en silencio, sin buscar reconocimiento o protagonismo. En un mundo donde muchos buscan la fama y el reconocimiento a toda costa, estos jóvenes eligieron el camino del servicio desinteresado. Ellos son un testimonio viviente de que el verdadero amor se manifiesta a través del servicio.
«Quien ama sirve», dijo el Papa, recordando a todos que el amor no es simplemente un sentimiento o una emoción, sino una acción concreta. Amar significa salir de uno mismo, correr hacia el otro, entregarse sin esperar nada a cambio. Y estos jóvenes, con su dedicación y esfuerzo, demostraron que es posible vivir este tipo de amor en el mundo de hoy.
Pero el Papa Francisco también enfatizó la importancia de renovar diariamente el encuentro personal con Jesús. En medio del ruido y las distracciones de la vida moderna, es esencial encontrar momentos de silencio y reflexión para conectarse con Dios. Es este encuentro diario con Jesús lo que nos da la fuerza y la inspiración para seguir amando y sirviendo a los demás.
Además, el Papa habló sobre la necesidad de «ampliar el corazón» para poner orden en la vida. En un mundo donde muchos buscan la felicidad en las posesiones materiales o en el éxito profesional, el Papa nos recuerda que la verdadera felicidad se encuentra en un corazón abierto y generoso, dispuesto a amar y ser amado.
Finalmente, el Papa Francisco evocó la imagen de las grandes olas de Nazaré, famosas por su altura y poder. Estas olas, que atraen a surfistas de todo el mundo, son un símbolo de los desafíos y oportunidades que la vida nos presenta. El Papa invitó a los jóvenes a ser valientes, a enfrentar estos desafíos con fe y determinación, y a «surfear» las olas del amor y la caridad.
El mensaje del Papa Francisco a la juventud es claro: el amor es una elección, una decisión que debemos tomar todos los días. Es un camino que requiere valentía, determinación y pasión. Pero es también el camino que nos lleva a la verdadera felicidad y plenitud. Así que, ¿por qué no elegir ser «surfistas del amor» y montar las olas de la vida con fe, esperanza y amor?
